Relatos del I Concurso Literario de Infinity: El Silencio del Espacio

+00:05:00 del accidente de la Coyolxauhqui.

Pip, pip.

El sonido de la alarma del traje no cesaba, la única manera de hacer callar ese sonido era rellenando nuevamente el compartimento de oxígeno; algo que en definitiva no estaba dentro de sus posibilidades dada la situación en la que se encontraba.

Pip, pip.

Aunque había logrado ya regular su respiración, sabía que era cuestión de minutos encontrarse con el destino que le aguardaba.  Aunque finalmente había dejado de girar sin rumbo alguno, algo que agradecía de sobremanera, la situación era definitiva. Solo un milagro le salvaría, un milagro o una nave comercial nómada o haqquislamita, lo cual pues, seguía pudiéndose considerar un milagro.  

Así comienza esta historia escrita por Gerardo González para el I Concurso Literario de Infinity, merecedora del segundo lugar de los relatos en español.

Como saben ya publicamos el relato ganador del Tercer Lugar llamado Volando con Alas de Metal, una historia sobre Aristeia! nuestro deporte favorito, si deseas leerlo, puedes seguir el enlace anterior.

El protagonista de hoy es un Tomcat Nómada, si no sabes nada de las facciónes de Infinity puedes revisar nuestros artículos de Introducción a Infinity: Presentación (Incluye enlaces a información de cada facción) y Lo Básico (una descripción general del juego), también tenemos otro artículo para responder a la pregunta de cuál facción de Infinity va con su estilo de juego.

Por último, antes de dejarlos con la historia los invito a seguirnos en nuestras redes sociales y unirse al grupo de Facebook Infinity the game en Español, la comunidad hispanohablante más grande de nuestro juego de escaramuzas favorito.

El Silencio del Espacio por Gerardo González

+00:05:00 del accidente de la Coyolxauhqui.

Pip, pip.

El sonido de la alarma del traje no cesaba, la única manera de hacer callar ese sonido era rellenando nuevamente el compartimento de oxígeno; algo que en definitiva no estaba dentro de sus posibilidades dada la situación en la que se encontraba.

Pip, pip.

Aunque había logrado ya regular su respiración, sabía que era cuestión de minutos encontrarse con el destino que le aguardaba.  Aunque finalmente había dejado de girar sin rumbo alguno, algo que agradecía de sobremanera, la situación era definitiva. Solo un milagro le salvaría, un milagro o una nave comercial nómada o haqquislamita, lo cual pues, seguía pudiéndose considerar un milagro.  

Pip, pip.

Hubiera preferido que aquél disparo le hubiese dañado la batería del traje que el tanque de oxígeno pues, apagando los circuitos electrónicos -dejando solo la regulación térmica encendida-, el tiempo de vida de la batería se podía alargar lo suficiente para, ahora sí, esperar una nave milagro.

Pip, pip.

Gente que hace bien su trabajo y no le pagan lo suficiente por ello, la frase de la Sargento le había venido a la cabeza.

—Al menos ya no me tendré que preocupar de las deudas—, se dijo.

Activó el dispositivo de grabación de audio y vídeo, y tras una carraspera, comenzó a hablar.

—Soy el Cabo Peter Gonzalez, miembro del heroico cuerpo de emergencias y rescate, TOMCATS. La estampa de tiempo quedará codificada en este mensaje para que comprueben la fecha y hora exacta del mismo. La nave en la que viajaba, la Coyolxauhqui, fue abordada por una nave desconocida, bajo un código de identificación de la O-12.

Pip, pip.

—Sufrimos una desconexión de Arachne, perdiendo contacto alguno con la red Nómada; nuestros sensores comenzaron a reportar datos sin sentido y nunca obtuvimos respuesta alguna por parte de la supuesta nave de la O-12.

Dentro del casco una luz roja comenzó a parpadear intermitentemente, el número indicador de los niveles de oxígeno que se reflejaba en sus ojos se encontraba peligrosamente acercándose a cero.

Recordó el vídeo durante sus sesiones de entrenamiento, una muerte por ahogamiento producía un sufrimiento innecesario. Siempre guarden una bala, el instructor se los dejó claro; un disparo en el ángulo correcto les ahorrará minutos de agonía y recuerdos desagradables para su posible recuperación de petaca, pero una falla y lo único que garantizarían sería la muerte definitiva.

Sacó su Wespe de su pernera y abrió su cartuchera con la otra mano. Solamente quedaba uno.

Pip, pip.  

—No me queda suficiente aire para contar todo con lujo de detalle.

Miró el arma y recordó las palabras de su instructor nuevamente.

Pip, pip, pip.

El número dentro de su rango de visión le distrajo, era ya sólo cuestión de segundos partir a su impostergable cita.

—Debe existir una infiltración que no hemos identificado, dijo—, algo se nos está cruzando por debajo de nuestras narices y no podemos hacer nada para evitarlo hasta que ya sea demasiado tarde.

Pip, pip, pip, pip.

Están aquí.

Infinity Logo

+00:12:52 del accidente de la Coyolxauhqui.

                —Hey Jiansheng, ¿Esa no es una señal de auxilio en frecuencia abierta?

—Reproduce la señal Nassar, en una de esas y es nuestro día de suerte.

—Ya era hora maldición, llevábamos muchos días sin una sola pre…

El mensaje comenzó a reproducirse y los dos piratas a cargo de la navegación del carguero pirata, Utsukushí Josei (Hermosa mujer), de la Compañía Ikari quedaron en silencio tras la reproducción.

—Creo que esto debe escucharlo el Capitán.

Nassar, un Bashi Bazouk que llevaba más de diez años como mercenario, solamente asintió con la cabeza.

—Capitán, —Jiansheng contactó al Capitán a través de las comunicaciones internas de la nave— necesitamos que venga a la cabina de operación.   

—¿Es importante? —amenazó el capitán por la radio—Estaba a punto de sentarme a tomar un poco de té.

Shigeo Akai, —Capitán de la Ustsukishi Josei y ex miembro del regimiento de Keisotsu del reciente independizado Japón—entró a la cabina de operación. La nave era un modelo sencillo de carguero de manufactura japonesa, contaba solamente con cuatro secciones: la cabina de operación al frente, la bahía de carga, las barracas y por encima de las barracas en un pequeño espacio se encontraba la cabina del capitán. Contaba solamente con una lanzadera de torpedos retráctil, obvia adaptación por parte de la compañía Ikari, y dos estaciones de combate. La misión en la que se encontraban era sencilla: dar caza a naves piratas de Yuan-Yuan, dándoles solo dos opciones: unirse a la compañía o unirse a los escombros espaciales que tras el llamado uprising, habían aumentado en cierta cantidad al borde de la humanidad. 

El capitán Akai, un hombre de mediana edad con cabello corto y una cicatriz de quemadura en el rostro —la cual había decidido dejarse de por vida para no olvidar su odio contra el estado-imperio—, era un hombre de pocas palabras y de disciplina estricta. Propiamente dicho, lo que se necesita para mantener en orden una tripulación que incluía antiguos miembros del regimiento Wú Míng, expiratas —si es que en verdad se puede considerar que ya no son piratas— Yuan Yuan, Brawlers y Bashi Bazouks.

Tras escuchar el mensaje, se quedó en silencio varios segundos. Jiansheng y Nassar se miraron el uno al otro, sin saber que decir. Era bien sabido que el capitán Akai no toleraba la palabrería mientras él reflexionaba.

—¿A cuánto tiempo de navegación estamos de la fuente de la señal? —preguntó finalmente el Capitán.

—Poco menos de quince minutos de navegación, capitán— contestó Jiansheng.

—Fijen curso al punto de origen y avísenme cuando lleguemos.

Una vez dadas las órdenes el Capitán se retiró a su cabina.

—No me gusta nada que vayamos para allá —dijo Jiansheng en voz alta, una vez que el capitán se había retirado a su cabina.

—Siento que no va a salir nada bueno de esto… —contestó Nassar, mientras ingresaba las coordenadas en el navegador.

La Utsukushí Josei llegó al punto del mensaje tras el tiempo estimado. Un equipo de Yuan Yuan salió por el hangar y recogieron el cadáver que flotaba libremente en el espacio. En la zona había algunos escombros de lo que seguro fue la Coyoxauhqui, aunque por la cantidad de ellos, su destrucción debió de haber sido al menos a uno o dos minutos de distancia del lugar.

—Mierda, se voló los sesos el cabrón… —John, uno de los brawlers al servicio de la Utsukushí, era el único médico del carguero.

—¿Se puede recuperar la petaca? —inquirió el capitán Akai.

—El tiro parece limpio y seguramente tenía la finalidad de evitarse sufrimiento. La reserva de oxígeno está vacía—. Tras observar un poco más, finalmente asintió con la cabeza. —Sí podemos recuperar la petaca.

El Capitán afirmó con un gesto sencillo.

—Todos en estaciones de combate hasta que sepamos algo más, —dijo el Capitán a la tripulación reunida en la bahía de carga— si se detecta a esa supuesta nave, tendremos que huir lo más rápido posible.

—Mierda, mierda… ¡Mierda! —gritó Smith, el hacker del equipo de Brawlers.

—¿Qué sucede, Smith?

—Acabamos de perder las comunicaciones y estamos recibiendo un ataque cuatrón…— sin poder terminar de articular la última palabra, Smith cayó al suelo escupiendo sangre y espuma de la boca. La mirada estaba completamente perdida y el cuerpo no dejaba de retorcerse.

—¡Jiansheng! —gritó el Capitán a través del com-log— ¡Sácanos de aquí ahora!

No hubo respuesta por parte de la cabina de mando.

—¡Maldición! Cañoneros a las posiciones de combate, tienen permiso para disparar, los demás asegúrense en la bahía de carga… —tras dirigirle una mirada al cadáver, le dijo a Smith— ¡Necesitaremos el contenido de la petaca lo más pronto posible!

Algo en definitiva no estaba bien, ¿Qué podría ser aquello que conocía la nave en la que viajaba ese Tomcat? Están aquí, recordó las últimas palabras del mensaje. ¿A quién se refería? ¿Fue un ataque de Aleph? ¿Los nómadas tenían información de la O-12 que no podía darse a conocer? No entendía lo que sucedía, pero su instinto de veterano le decía una cosa y sabía que tenía que hacerle caso: debían salir de ahí lo más pronto posible.

El pequeño carguero artillado comenzó a abrir fuego contra la nave que se acercaba hacia ellos. Smith hacía todo lo que estaba en sus manos para poder retirar la petaca del nómada sin hacerle el menor daño posible.

Entró a la cabina de mando y lo único que vio fue el cadáver de Jiansheng cortado a la mitad, perfectamente… monofilo.

La mente se le abrió en un instante, eso era a lo que se refería el nómada. Cuando quiso darse la vuelta para dirigirse a la bahía de carga nuevamente, sintió un frío abrumador en el abdomen. Al querer levantar la vista vio el rostro de Nassar, o al menos era un rostro parecido.

Mientras caía de rodillas, el rostro de Nassar iba tomando otra forma, y no solo el rostro sino todo el cuerpo. El capitán Akai, jamás había visto algo así en persona, pero si recordó algo de sus sesiones de entrenamiento previo al despliegue en Paradiso.

La nave desconocida aseguró su posición con el carguero y comenzó un abordaje forzado. Los mercenarios prepararon sus armas en la bahía de carga. Smith, aseguró la petaca en su bolsillo y tomó la pistola que el operativo nómada aún tenía presionada en sus manos.

—Debiste apuntar a la cabeza… —susurró Akai.

Una mirada de desconcierto apareció en el rostro que aun conservaba algunos de los rastros de Nassar.

El capitán Akai sonrió, activó los explosivos que estaban instalados en el reactor principal y susurró unas últimas palabras. —Banzai…

Deja una respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.